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En el siglo XIX, tras la crisis del sistema esclavista y su subsiguiente abolición en 1854, los libertos contemplaron diferentes estrategias de subsistencia. Algunas mujeres afroperuanas continuaron con la práctica de la lactancia pagada o lactancia mercenaria. De este modo, la presencia de un ama dentro de la vida familiar de la élite fue un hecho ampliamente aceptado por la sociedad peruana republicana, siendo las nodrizas de origen afrodescendiente las preferidas como tradición. Esta práctica fue visibilizada a través del retrato fotográfico como un medio de afirmación y aspiración social: el retrato del ama junto al niño a su cuidado era un reflejo del elevado estatus socioeconómico de la familia.

Presentamos una selección de los retratos fotográficos de amas de leche de ascendencia afroperuana realizados por Eugène Courret y su sucesor Adolphe Dubreuil entre 1879 y 1912 en el célebre estudio limeño E. Courret. En la actualidad, más de 50 mil placas en vidrio están en custodia en la Biblioteca Nacional del Perú.

Los hermanos Courret y los retratos de estudio

En 1863, los hermanos de origen francés Achilles y Eugène Courret fundaron “Fotografía Central”, uno de los estudios fotográficos más importantes de la Lima del siglo XIX. Desde su creación, la casa Courret desarrolló una prolífica actividad, que pervivió hasta 1935, siendo el retrato de estudio su máximo estandarte.

La fotografía se consolidó rápidamente en la ciudad como un medio de afirmación y distinción social, pues los miembros de la élite limeña reflejaban a través de este arte su elevado estatus. Así, los retratos de estudio, además de ser una cuidadosa construcción o montaje de la imagen que las clases altas buscaron proyectar, fueron una expresión de la mentalidad de su tiempo. En estas imágenes, como valiosos documentos visuales, se reflejan los múltiples vínculos socioculturales, de género y étnicos que se estrecharon en el joven Perú republicano.

El estudio Courret fijó, de esta manera, imágenes que hoy forman parte de nuestro acervo y memoria nacional.

Estudio fotográfico Courret (1863-1935)
El frontis en estilo art Nouveau fue inaugurado por Adolphe Dubreuil en 1905

Familias Courret y Dubreuil
Ca. 1890

Los lazos entre las familias Courret y Dubreuil se remontan a tiempos de la primera generación de migrantes franceses al Perú. Eugène Courret y su esposa Emilia Basserre fueron padrinos de boda de Adolphe Dubreuil, quien se casó con Clara Couturier en 1884, y de Juanita Dubreuil, su primogénita. Este retrato refleja el estrecho vínculo de ambas familias. En 1892, Eugène Courret partió definitivamente a Francia dejando a Dubreuil, su socio y amigo, la dirección del estudio fotográfico.

Retratos familiares: infantes y amas de leche

Entre la amalgama de imágenes registradas por el Estudio Courret se encuentra uno potente y entrañable: el retrato de tiernos infantes junto a su ama de leche o ama de cría, mujer comúnmente de ascendencia africana.

En el Perú, la presencia de un ama de leche en las casas señoriales se remonta al periodo virreinal, tiempo en el que el sistema esclavista dejó caer el peso de esta práctica sobre las esclavas africanas. En el siglo XIX, la preferencia por las nodrizas afroperuanas fue predominante, no solo en las familias más tradicionales y aristocráticas de Lima, sino también en las familias de inmigrantes extranjeros que llegaron al país a partir de la apertura económica y el esplendor de la era del guano.

El retrato de los pequeños junto a sus amas afroperuanas fue una fotografía esencial en el álbum familiar y un signo de prestigio social. Estos álbumes constituían un relato o crónica visual de la familia y se colocaban en los salones de las residencias burguesas, donde eran admirados por visitantes y allegados.

Pedro Tonesi y ama de leche Eugène Courret, 1884

Niña Chaize y ama de cría Eugène Courret, 1883

Paul Ascher fue un próspero comerciante dedicado a la banca. Se casó con Minna Freymann el 27 de enero de 1880. En la primera imagen, el ama de leche sostiene en brazos al bebé Ascher, con el fin de que el pequeño sea el punto de mira del retrato. En las dos siguientes fotografías, tomadas en ocasión del bautizo del bebé Ascher, Adolphe Dubreuil retrató a la familia en dos ambientes: un fastuoso espacio conformado por un telón de fondo pintado con columnas, cortinaje y exteriores arbolados que están en armonía con el balcón de madera sobre el que se ubica el infante, quien es sostenido amorosamente por sus padres; y otro formado por un fondo neutro y liso, recurrente en los retratos de tres cuartos del estudio.

El conde Giacometti Marzano de Visconti, natural de Piacenza, Italia, se estableció en Lima como comerciante y contrajo matrimonio con la limeña Victoria Soyer Morote. La elegancia de sus vestimentas permite suponer que la familia acudió al estudio en el marco de la celebración del bautizo de su menor hijo, José Luis Giacometti, nacido el 25 de abril de 1888. Eugène Courret empleó una escenografía sobria de fondos lisos y neutros, alfombra y pedestales labrados de piedra y madera; y soporte común para retratar a los infantes. El gesto de protección y cercanía en el retrato está enfatizado en la postura de la nodriza.

El estudio y la construcción del retrato

La casa Courret es reconocida por su notable construcción estética de la imagen fotográfica, lograda a partir del decorado de la escenografía, el mobiliario y las posturas que debían sostener los retratados, quienes reflejaban de cierta manera el rol que la sociedad les asignaba o pensaba sobre ellos. En el caso de los retratos de las amas de leche, el discurso visual vertido en estos retratos buscó transmitir familiaridad y un vínculo casi maternal entre el niño y su ama. Gestos como las manos entrelazadas y la misma proximidad, también se encuentran en las fotografías de estos infantes junto a sus madres biológicas.

Generalmente, los pequeños eran ubicados sobre pedestales para que estén a la misma altura que sus nodrizas; también eran retratados en brazos o sobre el regazo de sus nodrizas, en medio de una escenografía compuesta por telones neutros o pintados con arquitecturas simuladas y una estancia bañada por una luz cenital que descendía a través de teatinas.

Roberto Augusto Baudrot y amas
Adolphe Dubreuil, 1896

Dos jóvenes nodrizas posaron junto a Roberto Baudrot, hijo de Augusto Antonio Baudrot, un notable comerciante francés radicado en Lima. Una de ellas sonríe y sostiene al niño con su mano derecha; mientras que el ama ubicada en el fondo destaca por la elegancia de su atuendo, el cual reflejaría indirectamente el elevado estatus de la familia del menor. Las familias más acaudaladas podían contar con más de una nodriza para el cuidado de sus hijos.

Niño y dos amas
Benjamin Franklin Pease
Ca. 1855, daguerrotipo
The Nelson-Atkins Museum of Art

La composición de los retratos previos remite a Niño y dos amas, uno de las primeros daguerrotipos o retratos de amas de leche o nodrizas afroperuanas, realizado por Benjamin Franklin Pease casi medio siglo antes. En esa imagen, las nodrizas flanquean y sostienen al niño ubicado sobre una lujosa silla Hepplewhite, mientras que en el fondo se aprecia la mano de una tercera persona escondida tras el cortinaje, quien sujeta la cabeza del infante para mantenerlo estable. Por la fecha aproximada de esta fotografía, es probable que estas mujeres afroperuanas fueran esclavas, lo cual estaría simbolizado y dulcificado en el fuete que sostiene el pequeño.

Las nodrizas eran requeridas, también, cuando se retrataba individualmente a los bebés y niños más pequeños. Ellas debían sostenerlos y, para no aparecer en el retrato, se ocultaban tras el mobiliario, como vemos en el retrato de la niña Carmen Gallagher. En las diferentes tomas se observa al ama sosteniendo a la pequeña a través de una cinta, detrás de la silla para quedar parcialmente fuera de la toma.
En algunos casos, las amas eran cubiertas completamente con un manto negro y borradas de la imagen. A lo largo del tiempo se han vertido diversas interpretaciones sobre esta presencia “ausente” de las amas: unas relacionadas con la invisibilización de las nodrizas por cuestiones étnicas o clasistas; mientras que otras refieren que se trataba de una técnica fotográfica. No tenemos ninguna certeza, pero aparentemente las personas cubiertas no eran las madres.

En una misma sesión fotográfica, se realizaban diversos retratos del infante, incluyendo el retrato con su nodriza. El ama de leche de María Dubois fue captada llevando aretes de perla y un sobrio uniforme. La niña posó además en un retrato individual o en solitario. Por otro lado, la nodriza de la pequeña Kitz Dibós fue fotografiada cómodamente sentada al mismo nivel que la niña, en una composición recurrente en los retratos de Dubreuil. En otra fotografía, ubicada sobre la misma pequeña mesa, está acompañada por su hermana mayor.

Mujeres afroperuanas en el Perú del siglo XIX

Tras la abolición de la esclavitud en 1854, las mujeres afroperuanas buscaron diversos medios para subsistir en una sociedad donde el color de la piel, el grado de instrucción y el estatus socioeconómico teñían cada estamento. De acuerdo con el censo de Lima de 1860, muchas de ellas se dedicaban a la venta y producción de alimentos, administraban pequeños negocios o eran costureras, trabajadoras domésticas y nodrizas, entre otros oficios.

También ofrecían sus servicios como ama de leche o ama de cría. No obstante, este no fue un oficio cualquiera, pues, a pesar del modesto salario, estas mujeres se vinculaban directamente con el núcleo familiar de las esferas más altas de la sociedad limeña, nutriendo y asistiendo a los más pequeños. Para su contratación, se les solicitaba cumplir con rigurosos requisitos, tales como contar con una excelente salud, conducta y moral intachable.

La fotografía desveló de forma masiva esta antigua práctica, llenando los álbumes familiares y las tarjetas de visita.

José Arias y ama
Eugène Courret, 1889

En la época, las sesiones fotográficas eran extensas y los retratados debían sostener la pose durante todo el proceso, lo cual era especialmente difícil si se trataba de un niño. Por ello, la presencia de su ama era indispensable para tratar de asegurar el éxito del retrato. Para conseguir el retrato del bebé Arias y su nodriza, se realizaron diversas tomas en las que el escurridizo pequeño arranca las sonrisas de su ama.

Ante un telón de fondo decorado con un cortinaje y una estancia interior, el bebé Melot y su ama fueron retratados en distintas composiciones. En la primera, la nodriza sostiene al pequeño en su regazo mientras que, en la segunda, se agregó una pequeña mesa y se colocó al niño a la misma altura que su ama, generando así una mayor cercanía entre ambos. Ella mira hacia la cámara en tanto que el bebé sonríe y dirige su mirada hacia un punto detrás de la toma fotográfica, posiblemente en donde se encuentra uno de sus padres.

La gran mayoría de amas afroperuanas fue retratada vistiendo una mantilla o pañolón largo colocado por encima de la cabeza. Las mujeres de la clase alta también la usaron, pero de finas telas ornamentadas con bordados, mientras que las clases bajas emplearon tejidos más sencillos como el algodón o el lino. Esta prenda habría buscado reflejar la decencia y religiosidad de quien la portaba, cualidades admiradas y requeridas en una nodriza.

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SOBRE EL RETRATO EN
EL SIGLO XIX?
¿Cuál fue el devenir y la importancia del retrato en el Perú en el siglo XIX?
Sofía Pachas. Historiadora del arte